Victoria Herranz Victoria Herranz

ARTICLE · Child trafficking

DATA March 27, 2014

TEXT Victoria Herranz


'NOS ENCARGAMOS DE TODO', UN ENSAYO SOBRE EL ROBO Y TRÁFICO DE NIÑOS EN ESPAÑA

Victoria Herranz / Madrid


Este miércoles ha sido presentado en el Círculo de Bellas Artes el libro ‘Nos encargamos de todo. Robo y tráfico de niños en España’, único ensayo publicado hasta la fecha que estudia el robo de niños en España desde la posguerra hasta principios de los 90. El acto estuvo presentado y moderado por Lourdes Lucía, de la editorial Clave Intelectual, y contó con la presencia del autor de la obra, el sociólogo Francisco González de Tena, María del Camino Rodríguez Martínez, víctima y abogada, y Soledad Luque Delgado, víctima y presidenta de la asociación ‘Todos los niños robados son también mis niños’.

Lourdes Lucía hizo una pequeña introducción de la obra, la cual comienza contextualizando el fenómeno para terminar con unas conclusiones y perspectivas de futuro, dejando la parte central a los testimonios de las víctimas y las medidas llevadas a cabo de cara a intentar subsanar los daños a las familia. Respecto a Clave Intelectual y a la magnitud del fenómeno, Lucía declara: “Esta editorial, que es muy nueva, llevamos dos años solamente, se ha propuesto editar libros que sirvan para el debate social de aquellas cuestiones que preocupan a la sociedad. En general, nuestro interés es proporcionar instrumentos para que la capacidad crítica de cada persona pueda aumentar, pueda juzgar por sí misma lo que está pasando y tener una posición. El tema de los niños robados en España es un tema tan increíble que parece mentira que haya sucedido (…) Cuesta creer, sobre todo, que la cifra llegue a ser, aunque no se conoce con detalle ni con exactitud, casi de trescientos mil niños robados”.

María del Camino Rodríguez tomó la palabra relatando su experiencia como niña robada refiriéndose a sí misma como “hija del pecado o robada, no lo sé”. Reconoció no haber sido engañada, ya que nunca se le ocultó que fue adoptada, si bien su familia no conocía las manipulaciones llevadas a cabo por los distintos agentes hasta llegar a sus manos. Por ello, a pesar de agradecer a sus padres adoptivos la vida y oportunidades que ha, no desiste en su empeño, no sólo por encontrar sus orígenes, sino también en ayudar a otras víctimas en su lucha.
La otra cara de la tragedia, la de las madres a las que les fueron arrebatados sus bebés, fue expuesta por Soledad Luque Delgado, hermana de un niño desaparecido al que, a la hora de ser recogido por sus padres después de varios días de ingreso tras su nacimiento, se declaró fallecido sin más explicaciones, no permitiendo a la familia ver su cuerpo ni darle entierro ya que, según los responsables hospitalarios, había sido incinerado. Luche define esta incertidumbre a lo largo de su vida como “la presencia de una ausencia”, recordando cómo su madre “no pudo cerrar ese duelo, no pudo enterrar a su hijo” y como al tratarse de instituciones religiosas “ni siquiera se te pasaba por la cabeza pensar que te estaban engañando”.

De su experiencia como presidenta de una asociación dedicada al tratamiento de estos casos extrae tres patrones comunes a todos ellos: la impunidad, el silencio y la injusticia, delitos que, según Luque, deben ser considerados de lesa humanidad ante la falta de actuación del Estado. Desde su punto de vista, el libro explica el silencio cómplice de la sociedad, hecho institución, que prevalece en nuestros días: “Seguimos sin poder decir que hay justicia. No, no la hay (…) Antes no dejaban hablar a nuestras madres y ahora no dejan hablar a los papeles”. Respecto al Estado se muestra muy crítica al declarar sentir una “tremenda desconfianza” hacia sus estructuras, siendo “víctimas de una época y de su herencia”. A pesar de ello, confía en un futuro en el que se pueda “terminar con la impunidad, terminar con el silencio y terminar con la injusticia”.

Por su parte, González de Tena quiso comenzar su intervención agradeciendo a la editorial Clave Intelectual “arriesgarse por un texto de estas características”. El autor defendió la idea de que el robo de niños “no ocurrió porque sí”, y habló de la ‘socialización del silencio’, de la forma en que las víctimas se protegen del exterior. Respecto a los robos y a su silencio advierte que “la Iglesia Católica tiene algo muy serio que decir”. Sobre los casos tratados en la obra señala que no son los más llamativos, pero si los más paradigmáticos: “Es cosa de un dramático presente, terrible presente”.

“Nos encargamos de todo”, cita que trae a la memoria contemporánea a Sor María Gómez Valbuena, personaje enigmático recurrente en toda la red tejida en torno al robo de niños, era la frase utilizada en infinidad de casos para justificar el procedimiento llevado a cabo tras la supuesta muerte de los bebes frente a sus familias biológicas, desplazándolas para evitar, así, que tuvieran conocimiento real de lo que había ocurrido. Para González de Tena, el Ministerio de Justicia sigue, a día de hoy, aplicando este principio de ‘encargarse de todo’, como medida cautelar ante el miedo que la institución parece sentir hacia aquello que no conoce, es decir, hacia los datos que han sido recogidos por las familias que en la actualidad están llevando a cabo estos procesos de búsqueda.

Para el autor, la tragedia de los niños robados es un problema de Estado. Si bien la falta de colaboración, las trabas y la incoherencia con la que los organismos nacionales están tratando el tema le hace considerar a España como una “isla de impunidad”, recuerda que sí está teniendo cabida en la justicia argentina, las Naciones Unidas y el Parlamento Europeo, lo cual da una idea su alcance. Además, junto a los bebes adoptados ilegalmente y los que fueron desposeídos de sus familias, González de Tena aporta otro perfil de víctimas, los procedentes del tráfico de niños, sentenciando: “Alguien tendrá que responder por esto”.

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